En ¡HOLA!, Francisco Rivera se retira ante las mujeres de su vida y entre lágrimas de emoción

Llegó a la Plaza de Ronda en un coche de caballos con la pequeña Carmen en brazos y el último toro de su carrera se lo brindó a su hija Cayetana

Por hola.com

Rodeado de sus personas queridas y en la tierra de sus abuelos, así es como Francisco Rivera Ordóñez quiso retirarse de los ruedos. Después de 22 años como matador de toros, tomó la decisión de cortarse la coleta "porque no puedo hacer sufrir a los míos toda la vida", tal y como él mismo contó en las páginas de ¡HOLA! en la emotiva entrevista que concedió, a pocos días de la despedida, junto a Lourdes, su mujer y madre de su hija Carmen, de dos años.

Ellas y su hija mayor, Cayetana, que el próximo 16 de octubre cumplirá dieciocho años, son quienes más se preocupan y peor lo pasan cuando se enfrenta al peligro del toro en la plaza. Y las que más se angustian cuando ocurre algún percance, como la gravísima cornada que Francisco sufrió en Huesca, el 11 de agosto de 2015, estando Lourdes a ocho días de dar a luz. Y es que a pesar de que para un torero su profesión es una parte esencial de su vida, en algún momento ha de llegar el final, y ese día para Francisco fue el pasado sábado, 2 de septiembre.

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El diestro llegó a la Plaza de Ronda en un coche de caballos con la pequeña Carmen en brazos, que saludaba muy simpática a todos los que veía a su paso. La ocasión lo merecía y Francisco eligió para este día tan señalado un espectacular traje, inspirado en la época de Goya, confeccionado por su mujer, en terciopelo azul muy oscuro, con bordados dorados sobre fondo claro y hombreras antiguas de herencia familiar.

- El emotivo vídeo en el que Francisco brinda el último toro de su carrera a su hija Cayetana

Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue, sin duda, cuando el torero se acercó a los tendidos y se dirigió a su hija Cayetana, que el el próximo 16 de octubre cumplirá dieciocho años, para brindarle el último toro de su carrera. Ella, en pie, visiblemente emocionada, recogió el bicornio que le lanzó su padre, que le dijo: "Te quiero, bichito". 

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Esa noche celebraron una gran fiesta en un bonito enclave de la ciudad, en la que hubo cena, flamenco y baile hasta bien entrada la mañana. Así dio comienzo el "primer día del resto de su vida", un momento que Francisco Rivera vivía con cierta inquietud, como nos comentó en su última entrevista, pero lleno de proyectos personales y profesionales. El más importante de ellos: "Ampliar la familia".