Como embajadora de Porcelanosa desde hace más de treinta años, Isabel Preysler no podía faltar en esta cita tan especial en la que la firma conmemoró sus 20 años de colaboración con el príncipe Carlos de Inglaterra. El palacio de Dumfries, en Escocia, se vistió con sus mejores galas para celebrar la que se ha convertido en la cita social más esperada del año.
Acompañada de Mario Vargas Llosa y de su hija Tamara Falcó, Isabel acaparó todas las miradas con su espectacular diseño de George Hobeika y joyas de Rabat. Blanca y radiante... tanto que, en su posado con el premio Nobel, bien podía parecer la esperada imagen de su boda. "No sé si nos vamos a casar en el diecisiete. Lo que sí sé es que no se va a cansar (risas). Yo ya me siento casada", nos explica la propia Isabel, que asegura que sigue igual de enamorada, ilusionada y emocionada como al principio de su relación.
Con boda o sin boda a la vista, la pareja es la viva imagen de la felicidad. "Estar con Mario me ha aportado muchísimo. Además de felicidad y amor, he aprendido muchas cosas, he conocido a gente interesantísima, me ha enseñado lugares maravillosos que nunca había visitado…", nos cuenta Isabel.
En esta velada única con un ambiente festivo y navideño en la que sus invitados derrocharon elegancia y protagonizaron divertidas anécdotas y cuyas mejores imágenes recoge esta semana la revista ¡HOLA!, Isabel nos contó además cómo están disfrutando de las fiestas navideñas: "En familia, como todos los años. Esta vez, en Miami, como el año pasado. Mario, las niñas, Fernando y yo hemos estado viviendo en casa de Enrique, pero la Nochebuena la hemos pasado en casa de Chábeli, que es una gran anfitriona. Lo organiza todo muy bien".
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Esta velada única también contó con otros protagonistas de lujo, como Antonio Banderas y Nicole Kimpel, Enrique Ponce y Paloma Cuevas, Nieves Álvarez... que llevaron la elegancia y la belleza al palacio de Dumfries, en Escocia. Todos ellos disfrutaron de una noche en palacio que se convirtió en una fiesta entre amigos, llena de anécdotas y divertidas sorpresas, que acabó alrededor de una chimenea, con muchas historias que contar y que cantar.
