Después de disfrutar de unos románticos días en Dubái, un exótico destino lleno de magia y rincones especiales, Kiko Rivera e Irene Rosales han tenido que hacer las maletas para volver a España y continuar con su vida de recién casados. La pareja, que se dio el 'sí, quiero' el pasado 7 de octubre en una emotiva ceremonia en la Hacienda Los Parrales, situada en la localidad sevillana de Sanlúcar la Mayor, y rodeados de más de 300 invitados, aterrizó en Madrid este lunes y después pusieron rumbo a Sevilla. Allí se produjo el esperado reencuentro con su pequeña Ana, a la que no cabe duda de que han echado mucho de menos durante su luna de miel. El DJ, que llevaba una original y llamativa sudadera del Pato Lucas, se deshizo en mimos con su hija, que el próximo mes de diciembre cumplirá su primer añito y está de lo más simpática.
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Vestidos con ropa cómoda, perfecta para un viaje tan largo, y empujando un carrito lleno de maletas, Kiko e Irene no quisieron hacer declaraciones a su llegada, prefiriendo no pronunciarse sobre los últimos rumores que han surgido estos días acerca de su viaje. Eso sí, como fiel usuario de las redes sociales, el DJ ha compartido alguna instantánea de los días tan inolvidables que han pasado junto a su mujer, además de dedicarle románticos mensajes: "Porque mi vida a tu lado @irenerova24 es maravillosa. Te amo #Dubai #atardecer #lunademiel #casados #muyfeliz", ha escrito, dando por zanjada cualquier tipo de información. El hijo de Isabel Pantoja, que además acaba de estrenar su nuevo single Sano juicio, también ha recurrido a Instagram para compartir una frase de lo más significativa: "Ser bueno no es sinónimo de ser idiota. Ser bueno es una virtud que algunos idiotas no entienden". Irene, por su parte, también quiso apoyar a su marido en su nuevo lanzamiento: "Esta noche sale el nuevo tema de mi amor @riverakiko en #Spotify #iTunes #SanoJuicio".
Además de descansar y recargar pilas después de los nervios y el estrés de los preparativos para que todo saliera perfecto en su boda, durante estos días Kiko e Irene han aprovechado para hacer recorrido en camello por el desierto, una de las experiencias más especiales que se pueden vivir en este destino, y también han visitado los rincones más conocidos de la ciudad, además de que han contemplado el atardecer en las dunas y han cenado en el hotel más lujoso del mundo. Sin duda, ha sido una experiencia muy especial que jamás olvidarán.
