Imposible pasar desapercibidas. La cantante de country Taylor Swift y su inseparable amiga, la modelo Karlie Kloss, llegaron al Madison Square Garden para animar a los Knicks de Nueva York. Con un look “total black”, Taylor y Kalie se sentaron a pie de la cancha para no perder detalle del partido, pero hay quien no perdía de talle de todo lo que hacían.
Quinlin, el hijo pequeño del actor Ben Stiller, puede decirse que se convirtió en este partido en el niño más envidiado del mundo, no sólo por tener la suerte de estar sentado con ellas, sino porque consiguió inmortalizar el momento, porque ya se sabe que hoy en día si no hay ‘selfie’ que lo demuestre, no ha ocurrido. El encargado de hacer la fotografía a su hijo, de nueve años, entre un ángel de Victoria’s Secret y una diva de la canción no fue otro que su padre, que por un día dejó su papel de estrella y pasó a ejercer de improvisado fotógrafo.
