¡Hola, Teresa Romero! Carta a la enfermera que arriesgó su vida por los demás

El periodista Tico Medina dedica unas bonitas palabras a Teresa, que ha conseguido superar el ébola

Por hola.com

Querida Teresa Romero:

Te escribo esta carta porque me alegra, nos alegra no sabes cuánto, el poder decirte “¡hola!” cuando parecía que no teníamos otro remedio que decirte “adiós”.

“Hola” es una hermosa palabra; sin duda, una de las más vitales que se pronuncian en nuestro viejo idioma. Te la mereces, Teresa, porque precisamente en el año de la otra Teresa, tu enorme lección de amor, de aguante, de ganas de vivir, ha hecho posible esta crónica tuya de solidaridad, de esperanza.

Durante días, todo el mundo lo sabe ya, has peleado, cuerpo a cuerpo, con la muerte. Sí, con la muerte, sin que temblara ni un solo momento en la enorme soledad de los rostros de plástico, en la mitad del sonido imposible del silencio, como una campana de naufragio de la vida en la niebla, tu fuerte deseo de superar la tragedia.

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Demasiado joven para irte dando un portazo. ¡Cuántas veces que no sabemos lo que se ha hecho por los demás, en el anonimato de un oficio ejemplar como el tuyo! Y ahí has estado, en el sol y sombra de los largos días de combate, ayudada por tantos, de los que nunca además sabremos su nombre. Desconocidos héroes de la supervivencia, jugándose su propia existencia por los demás, sin recibir quizá a cambio ni una sonrisa de agradecimiento. Pero has salido adelante, Teresa Romero; tú, con los tuyos, ante un mundo entero, un planeta sobrecogido ante el enorme sacrificio.

Por eso, te queremos dar las gracias a ti y a los que como tú representan, en el mismo borde del abismo, día a día, hora a hora, segundo a segundo, la hermosa y nunca bien reconocida labor, que es una forma de amor, de su oficio cotidiano. Dicen que ya entra el sol por tu ventana, ahora cerrada; que ya has podido hablar con tu marido, que tu madre, desde Galicia, ya viaja para verte.

Así que, gracias, Teresa Romero, por tu pelea y por tu triunfo, profesional y personal. Y porque, con tu casi resurrección, nos has hecho ver muchas cosas que en la prisa de la supervivencia no vemos: los que por los demás dan hasta su propia vida sin recibir nada a cambio.

En nombre de nuestros millones de lectores, Teresa Romero, muchas gracias. Solitaria y solidaria. Y en estas cuatro letras, nuestra gratitud también a tantos y tantas que dan su vida por los demás sin que conozcamos de su sacrificio.

¡Ah!, y muchas gracias porque nos han dicho que, cuando ya te dijeron que empezabas a vivir de nuevo, leías ¡HOLA!, que, como decía nuestro fundador, “es la espuma de la vida”. Nos encanta y nos enorgullece el saber que estas páginas nuestras han sido, de alguna manera, medicina, de papel, para tu futuro.

Tico Medina