La sonrisa de María Teresa Campos en Marbella mientras espera la llegada de Bigote Arrocet

Alrededor de tres mil personas se dieron cita en el concierto que Julio Iglesias ha ofrecido dentro del Starlite Festival

Por hola.com

A pesar de que la noche fue muy calurosa, nadie se quiso perder el concierto que Julio Iglesias ofrecía este miércoles dentro del Starlite Festival. El año pasado, el cantante español fue reconocido con un Récord Guiness por ser el artista latino que más discos ha vendido de la historia. Un hecho que corroboró esta última actuación en el Auditorio de Marbella, lleno hasta la bandera de fans del cantante.

 

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Muchos rostros conocidos se dieron cita para ver al genial artista. Julio logró arrancar muchas sonrisas entre el público durante el concierto, pero ninguna tan radiante como la de María Teresa Campos. La popular presentadora derrochó felicidad al posar en el evento, y es que María Teresa tiene motivos de sobra para sonreír: se encuentra en uno de sus mejores momentos a nivel sentimental gracias a Edmundo (Bigote Arrocet), con quien ha recuperado la ilusión, tal y como mostraban las imágenes publicadas esta semana en la revista ¡HOLA!. Mientras se baraja la posibilidad de que llegue Edmundo a Marbella -se dice que el humorista podría unirse a ella estos días aunque no hay nada confirmado-, la periodista acudió al concierto sin él, aunque muy bien acompañada por sus dos hijas, Terelu y Carmen. Ambas llegaron con sus respectivas parejas: Terelu con su novio, el boxeador José Valenciano, y Carmen junto a su marido, José Carlos Bernal, con quien se casó recientemente en una romántica boda de ensueño.

María Teresa no ha hecho casi comentarios al respecto de su relación, sólo ha dicho que está feliz. En declaraciones a Sálvame dijo al respecto: "Hay cosas que son de dos, y no voy a decir nada. Porque a lo mejor yo lo entiendo por dedicarme a un sector de la comunicación muy concreto, pero los demás no tienen por qué entenderlo". Añadió que "las cosas tienen que ir a su paso, tienen su tiempo, no queramos ir más deprisa".

 

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Otras de las personalidades que no quisieron perderse el concierto fueron el expresidente José María Aznar y su mujer, la alcaldesa de Madrid Ana Botella, a Carmen Cervera, el actor Andrés Pajares o la modelo Valeria Mazza con su marido y dos de sus hijos.



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Tras 44 años de carrera, el artista sigue levantando pasiones, y prueba de ello son las cerca de 3.000 personas que no quisieron perderse anoche su espectáculo. Ni el terral, el aire árido procedente de África, disuadió a sus incondicionales de asistir a uno de sus dos únicos conciertos en España. Todo vendido desde hace más de dos meses. Ni un hueco en el aforo de la Cantera de Nagüeles en el recital con más éxito del festival -Julio es el único artista que ha estado en las tres ediciones. Consciente de ello, agradeció al público por haber sido tan “generoso” con él durante tantos años, ya que el “no soñaba” con que fuera a ser “tanto tiempo”.

Muy bronceado y con su elegancia habitual –traje de chaqueta negro, camisa blanca y corbata negra-, el madrileño arrasó durante las dos horas que duró el recital, demostrando que a sus 71 años aún le queda cuerda para rato. "Los sentimientos se pasan, pero la pasión perdura. La pasión me desborda. Solo canto para seguir viviendo", confesó un Julio entregado, a veces derrochando voz y otras, casi susurrando a los espectadores. Entre ellos, su esposa, Miranda.


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Julio presume de ser latino, y por eso también incluyó tangos y boleros en su repertorio. Antes de entonar Un canto a Galicia ante el público que le conoce de toda la vida, el artista comentó que su padre nació en el norte y su madre en el sur, y por eso "creo tanto en la España junta". Julio cantó en español, gallego, inglés y francés porque estar en Marbella significa "que hay gente de todas partes". Añadió que en España "recibimos millones de extranjeros y tenemos que sentir el orgullo de una lingüística bellísima que se habla en tantas tierras" y que permite a los cantantes llegar a más lugares del planeta.

El cantante contó que cinco noches antes cenó con el tenista Rafael Nadal y que éste le comentó que "se sentía feliz cada vez que estaba en su tierra, porque le miraban con ojos bellos". Iglesias no escatimó elogios hacia España, "el país más atractivo de Europa”.