Hace tres años, el conde de Glasgow dejó boquiabiertos a sus vecinos cuando encargó a un grupo de “grafitteros” brasileños que decoraran la fachada de su castillo del siglo XIII con enormes y coloristas dibujos.
En 2007 Patrick Boyle, actual propietario del fabuloso edificio, consiguió un permiso para desarrollar el “Proyecto Grafitti” a petición de sus hijos, y contrató a cuatro artistas callejeros (Octavio y Gustavo Pandolfo, Nina Pandolfo y Nunca) para forrar el castillo de Kelburn, en Escocia, con enormes dibujos surrealistas. La obra costó 20.000 libras y pudo realizarse porque el conde aseguró que sería algo “temporal”.
Pero el tiempo del permiso ha expirado y el conde se quedó tan contento con su singular fortaleza que ha solicitado una prórroga para poder mantener los muros y la torre con su moderno aspecto actual.
El conde, cuya familia ha vivido en el castillo desde hace 800 años, asegura que el mural “ha atraído un enorme interés” y que “le encanta a todo el mundo que lo ve”. Según Boyle, se ha convertido en “una marca del lugar” y por ello no quiere ceñirse a la normativa de edificios históricos, que únicamente permite modificaciones siempre que mantengan el carácter original del edificio: no se permiten otros colores ni formas. Habrá que esperar para saber si el conde puede mantener su castillo del siglo XXI.