Los retos de la energía verde en España

Pese al gran desarrollo de la industria de energías renovables en nuestro país, al consumidor le falta información sobre el origen de la energía que consume y los sistemas que puede instalar

Por hola.com

Por la OCU

La escalada constante en agotamiento de los recursos y los daños en el medio ambiente obligan a buscar nuevos recursos. Las fuentes renovables producen energía sin llegar a agotarse, apenas emiten gases al atmósfera ni generan residuos y pueden existir en cualquier parte del mundo. Además, tienen la ventaja de reducir la dependencia energética de los países de la OPEP. En definitiva, son más recomendables que las energías convencionales: combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) y energía nuclear. Entonces, ¿por qué no les sacamos más provecho?

Objetivo: un 20% renovable
En junio de 2009 entró en vigor la Directiva 2009/28/CE relativa al fomento de uso de energía procedente de fuentes renovables. Esta Directiva obliga a que para el año 2020 todos los países de la Unión Europea, incluida España, emitan un 20% menos de CO2 que en 1990, consuman un 20% menos de energía y generen el 20% de su energía primaria con fuentes renovables. Además, reafirma que el objetivo de lograr que un 10% del combustible que se utiliza en el transporte sea de origen renovable. También insiste en su integración en otros sectores como, por ejemplo, la edificación.

En principio, estas medidas pueden tener un extraordinario valor para que estas energías sigan creciendo y ganando cuota de mercado.

Primas y certificados para cumplir objetivos
Para incentivar la inversión en energías renovables y cumplir los objetivos que marca la Directiva se han ideado dos sistemas. El primero es el sistema de primas en las tarifas. Es el camino que se utiliza en España y la mayoría de países europeos. Este sistema garantiza la comercialización preferente de la energía renovable que se está produciendo (ya sea por una empresa o un particular) con una bonificación. En último término, esto se financia mediante un recargo en la factura de la energía que pagamos los usuarios. La eficacia de este sistema ha sido la responsable del despegue de la energía eólica y fotovoltaica en España. En segundo lugar, están los Certificados Verdes. En algunos países como Bélgica o Italia, la energía verde puede comprarse mediante contratos entre las comercializadoras y los productores. La adquisición del certificado verde acredita que la cantidad de electricidad declarada en el certificado ha sido producida a partir de energías renovables.

El problema de la información
Desde la liberalización del mercado eléctrico y del gas en 2009, las comercializadoras pueden comprar libremente la energía al productor que deseen y ser lo “verdes” que quieran. Para que el consumidor pueda conocer en detalle el origen de la energía que consume, es decir, saber lo “ecológica que es su compañía”, la Comisión Nacional de Energía (CNE) exige a los suministradores que incluyan en la factura un desglose de las energías que utiliza en el suministro y una etiqueta de impacto ecológico. Pues bien, a pesar de que la CNE publica anualmente un informe con estos datos desglosados por suministradores, en la factura mensual al consumidor no le llega ni la información de la energía verde que utiliza su compañía ni la etiqueta ecológica.

Hay tres consejos prácticos que el consumidor puede seguir para tener un hogar más ecológico. Por una parte, reducir el consumo energético, mejorando el aislamiento, con lámparas de bajo consumo o con electrodomésticos de clase A; por otra parte, si es posible, puede instalar en su casa sistemas de energía renovable y limpia, como solar o biomasa; y, por último, se puede informar sobre las empresas que se dedican a las distintas áreas relacionadas con las energías renovables, en a página del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético.