El caso de Natascha Kampusch llega a su fin

La joven austriaca que estuvo ocho años secuestrada ve con alivio la resolución de la investigación

Por hola.com

El caso de Natascha Kampusch sonmocionó al mundo entero. Hoy, el jefe de la Fiscalía de Viena, Werner Pleischl, ha asegurado a la prensa que Wolfgang Priklopil fue el único autor del secuestro y que no hubo más cómplices ni implicados.
Se da por cerrado así uno de los casos más dramáticos de los últimos tiempos, rodeado de numerosos interrogantes sobre el secuestro, durante ocho años, de la joven austriaca. Natascha, que hoy tiene 21 años, se ha mostrado aliviada por la conclusión de la investigación.

"Ahora desea que estos espeluznantes rumores lleguen a su fin", ha declarado el asesor de comunicación de Kampusch, según la agencia austríaca APA. El portavoz insistió en que "ella siempre ha dicho que nunca tuvo conocimiento de cómplices", según recoge Efe.

La investigación del caso Kampusch se cerró precipitadamente en noviembre de 2006, apenas tres meses después de que la joven lograra escapar tras ocho años de cautiverio. En octubre de 2008, el caso se reabrió, con la tesis de un segundo autor como principal elemento, que ahora queda descartada.

Desde la reapertura de las investigaciones, la Fiscalía ha interrogado a 110 personas y ha analizado muestras de ADN de la casa en cuyo sótano Priklopil encerró a Kampusch cuando tenía 10 años.

La sorpresa de la reaparición
Natascha reapareció por sorpresa el 25 de agosto de 2006 tras permanecer secuestrada ocho años en un ‘zulo’ subterráneo, de tres metros de largo por cuatro metros de ancho, al que solo se podía acceder a través de un ventanuco, construido en la casa de su secuestrador. Aquel miércoles de hace tres años, Natascha vio la puerta del ‘zulo’ abierta y aprovechó la oportunidad para escapar. Entró en un búnker siendo una niña de 10 años y salió de allí convertida en una mujer.

Desde que recuperara la libertad, la joven ha intentado recuperar la normalidad. Una normalidad relativa ya que, al fin de su cautiverio, tuvo que aprenderlo todo: recuperar una infancia y una adolescencia perdidas, reencontrarse con su familia, hacer amigos y, la tarea más difícil probablemente, un nuevo día a día en una nueva vida. Wolfgang Priklopil se suicidó tras la fuga de la joven.