Parece ser que ser exitoso no encaja con tener un nombre común. Y es que las personas con los apellidos más extraños tienden a tener un nivel social y económico mayor que el resto de los mortales. Al menos esto es lo que se desprende del estudio “Surnames and social status in Spain”, elaborado por la Universidad Carlos III de Madrid.
Una de las explicaciones de esta insólita conclusión es que tradicionalmente en España, al igual que ocurre en muchos otros países, las familias con éxito social intentan asociar el triunfo a sus apellidos, adoptan aquellos que les diferencian, y juntan los dos primeros apellidos para que la dinastía se prolongue por generaciones. Así, existen en nuestro país numerosos apellidos compuestos, que no eran así en un principio, pero que las dinastías más adineradas han ido manteniendo para perpetuarlo en el tiempo.
Hay menos “García, Alonso o López” a secas entre las dinastías
Ignacio Ortuño, investigador del Departamento de Economía de la Universidad Carlos III y coautor del estudio, pone un ejemplo claro: "Considerando profesiones de prestigio como la medicina o la abogacía, si agrupamos por un lado al 10 por ciento de la población con los apellidos menos frecuentes y por otro al 10 por ciento de la población con apellidos más comunes, encontramos que el número de personas en esas profesiones de prestigio y con apellidos poco frecuentes es más de un 45 por ciento superior a lo que debería ser si no existiese sesgo entre apellidos y nivel social". Resumiendo, dice Ortuño, “hay menos García, Alonso, López y otros apellidos comunes entre las personas con un mayor nivel socioeconómico”.
Un buen consejo para aquellos que quieran triunfar: juntar los dos primeros apellidos. Porque a la suerte, a veces, se le puede dar un empujoncito.
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